Es la historia de un niño con síndrome de Down, es cariñoso, desprende felicidad y tiene un corazón increíble.
Pero los carnavales despiertan algo en el que pocas cosas lo hacen. Como cada año, unos meses antes de llegar febrero, comienzan los ensayos, la percusión y el baile comienzan a dar forma para que todo salga perfecto en el desfile de Badajoz, y por supuesto para disfrutar, hacer felices y divertir a todas aquellas personas que nos ven.
Allí esta el, cada tarde en los ensayos con su sonrisa y con ganas, con muchas ganas. Se coloca su tambor y es el más feliz del mundo. A la vez está con todos los demás músicos compartiendo esos ratitos tan bonitos y algo tan increíble como es el carnaval.
Día tras día aprende muchos valores al igual que aprendemos de el los que estamos a su alrededor ya que a raíz de estas fiestas vemos lo feliz que puede llegar a ser una persona con detalles tan pequeños.
Por todos los momentos vividos en esta gran fiesta y por ver tan emocionadas a personas con un corazón tan grande, que merecen todo lo mejor.
¡¡¡Que jamás desaparezca esa dulzura y esa felicidad!!!
¡CARNAVAL, TE QUIERO!
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